martes, 24 de noviembre de 2009

¿Conviene educar al niño en alguna religión?


He aquí una frase que oí el otro día a una per­so­na muy agra­da­ble e in­te­li­gen­te, y que cien­tos de veces he oído a cien­tos de per­so­nas. Una joven madre me dijo:

«No quie­ro en­se­ñar­le nin­gu­na re­li­gión a mi hijo. No quie­ro in­fluir sobre él; quie­ro que la elija por sí mismo cuan­do sea mayor.»

Ése es un ejem­plo muy común de un ar­gu­men­to co­rrien­te, que fre­cuen­te­men­te se re­pi­te, y que, sin em­bar­go, nunca se apli­ca ver­da­de­ra­men­te. Por su­pues­to que la madre siem­pre es­ta­rá in­flu­yen­do sobre su hijo. De la misma ma­ne­ra, la madre po­dría haber dicho : «Es­pe­ro que es­co­ge­rá sus pro­pios ami­gos cuan­do crez­ca; por eso no quie­ro pre­sen­tar­le ni a pri­mas ni a pri­mos.»

Pero la per­so­na adul­ta en nin­gún caso puede es­ca­par­se a la res­pon­sa­bi­li­dad de in­fluir sobre el niño; ni si­quie­ra cuan­do se im­po­ne la enor­me res­pon­sa­bi­li­dad de no ha­cer­lo.

La madre puede edu­car al hijo sin ele­gir­le una re­li­gión; pero no sin ele­gir­le un medio am­bien­te. Si ella opta por dejar a un lado la re­li­gión, está es­co­gien­do ya el medio am­bien­te; y ade­más, un medio am­bien­te fu­nes­to y con­tra­na­tu­ral.

La madre, para que su hijo no sufra la in­fluen­cia de su­pers­ti­cio­nes y tra­di­cio­nes so­cia­les, ten­drá que ais­lar a su hijo en una isla de­sier­ta y allí edu­car­lo. Pero la madre está es­co­gien­do la isla, el lago y la so­le­dad; y, es tan res­pon­sa­ble por obrar así como si hu­bie­ra es­co­gi­do la secta de los men­no­ni­tas o la teo­lo­gía de los mor­mo­nes.

Es com­ple­ta­men­te evi­den­te, dicen, para quien pien­se du­ran­te dos mi­nu­tos, que la res­pon­sa­bi­li­dad de en­cau­zar la in­fan­cia per­te­ne­ce al adul­to, por la re­la­ción exis­ten­te entre éste y el niño, com­ple­ta­men­te apar­te de las re­la­cio­nes de re­li­gión e irre­li­gión. Pero la gente que re­pi­te esta fra­seo­lo­gía no la pien­sa dos mi­nu­tos. No in­ten­tan unir sus pa­la­bras con una razón, con una fi­lo­so­fía. Han oído ese ar­gu­men­to apli­ca­do a la re­li­gión, y nunca pien­san en apli­car­lo a otra cosa fuera de la re­li­gión. Nunca pien­san en ex­traer esas diez o doce pa­la­bras de su con­tex­to con­ven­cio­nal y tra­tar de apli­car­las a cual­quier otro con­tex­to.

Han oído que hay per­so­nas que se re­sis­ten a edu­car a los hijos aun en su pro­pia re­li­gión. Igual­men­te po­dría haber per­so­nas que se re­sis­tie­ran a edu­car a los hijos en su pro­pia ci­vi­li­za­ción.

Si el niño cuan­do sea mayor, puede pre­fe­rir otro credo, es igual­men­te cier­to que puede pre­fe­rir otra cul­tu­ra. Puede mo­les­tar­se por no haber sido edu­ca­do como un buen sueco bur­gués; puede la­men­tar pro­fun­da­men­te no haber sido edu­ca­do como un Sandz­ma­nian. De la misma ma­ne­ra puede la­men­tar haber sido edu­ca­do como un ca­ba­lle­ro in­glés y no como un árabe sal­va­je del de­sier­to.

Puede (con la ayuda de una buena edu­ca­ción geo­grá­fi­ca), mien­tras exa­mi­na el mundo desde China al Perú, sen­tir­se en­vi­dio­so por la dig­ni­dad del có­di­go de Con­fu­cio o llo­rar sobre las rui­nas de la gran ci­vi­li­za­ción in­cai­ca. Pero, evi­den­te­men­te, al­guien ha te­ni­do que edu­car­lo para lle­gar a ese es­ta­do de la­men­tar tal o cual cosa; y la res­pon­sa­bi­li­dad más grave de todas es tal vez la de no guiar al niño hacia nin­gún fin.


G.K. Ches­ter­ton
Char­las, II, Acer­ca de las nue­vas ideas (Obras com­ple­tas I, Ed. Plaza Janés, p. 1099-1100)


OPINION DE GRUPO

Desde nuestra perspectiva, opinamos que el medio que nos rodea influencia mucho la vida del niño y por lo tanto dentro de eso tambien se engloba la religion, seria completamente dificil educar a un niño sin religiones o pensamientos culturales... a menos como dice el autor de este texto que vivieramos aislados en una selva o isla. Pensamos que el niño debe de tener unos principios basicos... conocer los tipos de religiones que hay o que nos rodean y que el opte por elegir pero siempre con unos principios basicos.. no dejando al niño que elija el todo solo ya que eso es abandonarlo a su suerte.

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