
Cuando el niño se inicia en esta conducta, fácilmente la convierte en un hábito, pasando de pequeños hurtos en casa a robos cada vez mayores.
Algunas de las causas por las que un niño, al que no le falta nada, roba son:
- por impulso, actúa sin reflexionar: desea un objeto y su egocentrismo no le deja darse cuenta de que deja a otra persona sin ese objeto.
- por culpabilidad (para que le castiguen)
- para tomar protagonismo ante compañeros,...
- para compensar el sentimiento que tiene de carencia afectiva o de abandono
- por agresividad, únicamente para perjudicar al dueño de aquel objeto, aunque despúes dicho objeto sea destruido o regalado.
En cuanto se observen indicios de esta conducta, los padres deben actuar, no deben dejar lo sucedido en algo ignorado. No debe culpabilizarse al niño: "malo" no es el niño, sino la acción de robar que ha realizado. Se hablará sobre lo sucedido, sobre cómo poder reparar el daño realizado y, si es posible, pedir disculpas a la persona afectada.
Según la gravedad o la persistencia de esta conducta se hará precisa la intervención de un psicólogo infantil
Opinión del grupo:
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